MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México ante la crisis mundial: urge que el pueblo se organice

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La celebración del aniversario de la Colonia Ruiz Ferro no sólo es una fecha festiva: es un recordatorio de lo que significa la organización popular en un país que atraviesa una de sus etapas más delicadas. La historia de esta colonia, como la de muchas otras nacidas al amparo del Movimiento Antorchista, demuestra que las conquistas del pueblo no llegan por casualidad ni por “buena voluntad” gubernamental, sino por la conciencia y la unidad de quienes deciden luchar por una vida digna.

Nuestros ideales son claros: sólo un pueblo consciente y organizado puede defender sus derechos, conquistar mejores condiciones de vida y resistir las amenazas externas que buscan someterlo.

Este festejo vuelve a poner sobre la mesa temas que suelen incomodar intereses. Mientras el mundo cambia y nuevas potencias emergen, el vecino del norte se aferra a un liderazgo cada vez más cuestionado. Su estrategia, lejos de basarse en el respeto o la cooperación, se sostiene en la presión económica, los bloqueos, la intervención disfrazada de ayuda humanitaria y el control mediático y diplomático. En nombre de la “democracia”, Estados Unidos ha influido, condicionado y desestabilizado países enteros, sembrando pobreza, conflictos y dependencia.

Pero mientras ese escenario se desarrolla a escala global, México enfrenta su propia crisis interna. El abandono del campo, la falta de oportunidades para los jóvenes, los salarios insuficientes, el aumento de la violencia y una inflación que devora a las familias trabajadoras son realidades que ningún discurso oficial puede ocultar. En medio de todo ello, el pueblo es empujado a la división, la distracción y el conformismo, mientras los problemas estructurales continúan profundizándose.

En este contexto, surge una pregunta inevitable: ¿Qué debe hacer el pueblo trabajador para no ser víctima pasiva de la crisis nacional e internacional? La respuesta es tan simple como incómoda: organizarse.

Las grandes potencias se preparan para defender sus intereses, los ricos se organizan para seguir siendo ricos. Los poderosos se organizan para mantener su poder. ¿Y el pueblo? Si el pueblo no se organiza, lo arrolla la historia.

Esta es, justamente, la razón de existir del Movimiento Antorchista. No somos un grupo de protesta ocasional ni una estructura clientelar; somos una organización política que ha educado, unido y formado a miles de mexicanos durante más de medio siglo. Nuestros ideales son claros: sólo un pueblo consciente y organizado puede defender sus derechos, conquistar mejores condiciones de vida y resistir las amenazas externas que buscan someterlo.

La Colonia Ruiz Ferro es un ejemplo palpable de este principio. Sus avances no fueron regalos, fueron conquistas; sus obras no cayeron del cielo, fueron fruto de la unidad, la disciplina y la lucha; su desarrollo no fue asistencialista, fue resultado de una organización que entiende que el bienestar real sólo se logra a través de la participación y la exigencia colectiva. Esto no quiere decir que todo esté resuelto, falta una preparatoria por construir, calles por pavimentar, la construcción del drenaje sanitario y la escrituración de sus casas.

Hoy, más que nunca, México necesita que su pueblo despierte, Chiapas necesita que su gente se mantenga unida y Antorcha necesita que sus simpatizantes y militantes fortalezcan sus filas, se formen políticamente y no se dejen confundir por discursos vanos ni intimidar por quienes temen la organización del pueblo.

El país enfrenta una encrucijada histórica: de un lado, la crisis, la desinformación, la división y la dependencia; del otro, la organización, la conciencia, la unidad y la esperanza verdadera. El pueblo debe elegir y cada día que pasa, la urgencia es mayor.

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