MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Producción de limón en Veracruz, amargo negocio

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  • Al amanecer, productores de la zona citrícola hacen fila en una de las 29 empacadoras para conocer la cotización hasta encontrar una que dé mejor pago

El limón persa (Citrus latifolia) de Martínez de la Torre, con sus variados y lastimosos precios al productor, deja un amargo sabor en la economía de quienes, día a día, salen desde muy temprano a cultivar esta fruta con la esperanza y la alegría de que hoy les irá bien; sin embargo, la alegría es tan efímera como el rocío de la mañana.

Ser productor de limón hoy es una lucha constante; el camino de los precios bajos es largo y doloroso para toda la familia. No sólo se trata de cultivar, sino de enfrentar un mercado que pareciera tener vida propia; las transnacionales, las empacadoras y compradores intermediarios (el coyotaje) se ponen de acuerdo para fijar precios; ellos no valoran la inversión, el esfuerzo ni las madrugadas del productor, sólo ven lo que pueden ganar.

La falta de apoyo del gobierno, la especulación de los intermediarios y la saturación del mercado se unen para formar un círculo vicioso del que parece imposible escapar.

En la economía internacional, la agricultura del país se hunde en una profunda crisis y los productores de limón de la región de Martínez de la Torre y San Rafael son víctimas de ella, teniendo como base raíces estructurales bien definidas y pensadas: el dominio del modelo económico agroexportador neoliberal.

Este privilegia la máxima ganancia, en beneficio de la élite de capitalistas agrícolas —muchos de ellos extranjeros—; o, mejor dicho, toda decisión sobre qué producir, vender o consumir está sujeta a “las fuerzas del mercado”, no tanto a la necesidad social; sin embargo, el poder del mercado no ha sido siempre igual: es relativo en tiempo y circunstancia; su dominio pleno lo ha alcanzado en el capitalismo.

Poco más del 85 % del volumen total del limón producido en México se exporta a la Unión Americana y otros destinos como Japón, Países Bajos, Corea del Sur y Canadá; por ello, no extraña quién toma la decisión de que cierre muy barato el precio del fruto verde persa.

El limón comenzó a tener un papel importante en la sociedad, no solo para los alimentos y bebidas, sino para hacer conservas, productos de limpieza, la farmacéutica, la cosmética y otras preparaciones: un “fértil mercado”. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos señala que México ocupa el segundo lugar como productor de limón a nivel global; en 2024, la producción que el país registró fue de 3 millones 204 mil toneladas; esto representa un incremento del 8 % respecto al año anterior.

Este crecimiento se debe a la expansión de la superficie cultivada, ¡entonces no es un mal negocio! De la producción total, el estado de Veracruz produce 867 mil 916 toneladas, situándose como el segundo mayor productor del país, por detrás sólo del estado de Michoacán, que ocupa el primer sitio.

Veracruz tiene las mayores ventas internacionales de limón, que se traducen en 294 millones de dólares, siguiéndole Tamaulipas, Colima y Ciudad de México (Milenio, 3 de julio de 2025). Este “liderazgo” tiene implicaciones significativas para la economía mexicana y para los mercados internacionales que dependen de este cítrico, pero el productor no ve reflejadas ganancias y, todo lo contrario, se sume más en la penuria.

No olvidemos que el mercado son los magnates mismos, la mano que mece la cuna: ellos son la verdadera “mano invisible”, quienes determinan qué producir, a quién y qué productos se compran en el país o en la región, y cuáles se exportan, y en qué cantidades, según el diferencial de precios; por ejemplo, la creciente demanda de los derivados del limón por la producción de las bebidas carbonatadas impulsadas por la Coca-Cola. 

Desde 1930 inició el procesamiento del limón en México, señala el doctor en economía agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo Ignacio Covarrubias Gutiérrez. 

De manera local, las empacadoras también se organizan y toman sus acuerdos, y para ello tienen el Consejo de Productores y Exportadores de Limón Persa, Asociación Civil, constituido por 29 empresas empacadoras de las 45 que se encuentran ubicadas en Martínez de la Torre, Veracruz.

Esto explica la creciente importación de limón de otras regiones a Martínez de la Torre, sobre todo del sur del estado o del país, que inunda el mercado local, expulsando a nuestros productores y condenándolos a los bajos y variados precios de su producto, al desempleo, la emigración o las actividades ilícitas.

En materia de financiamiento, desapareció la Banca de Desarrollo (antes Banrural y luego Financiera Nacional de Desarrollo). Los pequeños productores no tienen acceso al crédito. Para colmo, la banca comercial está dominada por instituciones extranjeras que deciden a quién prestan, cuánto, para qué y en qué condiciones. Obviamente, en este sistema crediticio los pequeños productores quedan marginados, cosa contraria de los productores estadounidenses que reciben gigantescos subsidios al amparo de la Farm Bill (Ley Agraria).

En México, mientras tanto, a partir de 2018 los recursos aplicados en el sector agrícola disminuyeron a la mitad. Si le adicionamos una tecnología rudimentaria y que la propiedad y la explotación de la tierra están fragmentadas en diminutas parcelas cuyo promedio es de 3.5 hectáreas (Censo Agropecuario 2022, Inegi), carácter minifundista de la estructura agraria, ponen al productor de limón en verdaderos y mortales aprietos.

Esto imposibilita la absorción de tecnología avanzada, tanto por la escala como por la incapacidad de financiamiento de los productores, e impide construir la necesaria infraestructura agrícola; propicia, asimismo, la ampliación de la red de intermediarios (coyotaje), con el consecuente encarecimiento de los productos al consumidor, y ahonda la explotación de los productores de limón con el pago barato de sus cosechas.

El corazón de Martínez de la Torre y la región late al ritmo de la cotización del limón y, para muchas familias, ese latido es lento, casi imperceptible. En interés de la sociedad, es preciso limitar la acción depredadora del mercado en provecho de la élite empresarial y en daño de los productores de limón, mediante la intervención reguladora del gobierno (por ejemplo, elevar el financiamiento a pequeños productores mediante la banca de desarrollo, promover inversión en tecnificación de verdadero impacto productivo, seguro de desempleo, subsidio a insumos, e impedir la existencia de monopolios y sus precios bajos abusivos).

Ya vendrán otras épocas, donde más que el capital predomine la humanidad y sean otras las reglas del juego; ello exige un gobierno auténticamente popular, que se organicen los productores y todos los sectores afectados, y eliminar de raíz el modelo económico actual.

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