El pasado domingo 16 de noviembre, con la asistencia de miles de habitantes del municipio de Ixtapaluca, se realizó el evento del 35 aniversario de la lucha realizada por cientos de familias de escasos recursos con el fin de poder obtener un lote para edificar sus viviendas, la cual se distingue de otros movimientos porque enfrentaron múltiples obstáculos, incluida la represión y la muerte.
Citlalmina muestra que ahora la lucha ya no es por un pequeño lote o por agua potable u obra de electrificación: ahora se trata de tomar el poder político para que sea otra clase social, la de los trabajadores, la que gobierne esta nación.
Durante el evento se efectuó un emotivo reconocimiento a los que hace 35 años encabezaron dicha lucha y que hasta el día de hoy siguen entregando su vida al trabajo por mejorar las condiciones de vida de los más necesitados. En primerísimo lugar a quien estaba al frente de la responsabilidad de la lucha en todo el Estado de México: el biólogo Jesús Tolentino Román Bojórquez.
El hecho dejó probado que es posible que la apreciación de la realidad se corresponda con la misma y se convenza uno de que debe cambiar y se tome la decisión de hacerlo sin importar la entrega y perseverancia que ello exija. Tal conciencia de clase sólo puede ser fruto de la educación política impartida por una organización que se proponga cambiar el sistema económico capitalista que impera en nuestro país y que es la causa de la injusta distribución de la riqueza producida.

Tal es la organización que desde hace 51 años se construye bajo la dirección revolucionaria del maestro Aquiles Córdova Morán y es así porque no hay otra solución posible a los graves y terribles problemas que enfrentamos los mexicanos en la actualidad. Son muchas las protestas, pero ninguna con la claridad de cuál es la solución ni cómo llegar a ella.
El dirigente del Movimiento Antorchista en la entidad, Abel Pérez Zamorano, destacó que la lucha de Citlalmina muestra a todos los mexicanos que ahora la lucha ya no es por un pequeño lote o por agua potable u obra de electrificación, ahora se trata de tomar el poder político para que sea otra clase social, la de los trabajadores, la que gobierne esta nación y lo pueden hacer porque saben las necesidades de la gente y tienen la decisión de resolverlas porque se trata de la clase social a la que pertenecen.
En los graves momentos por los que está pasando nuestro país, saber lo anterior no sólo nos brinda un camino, una salida, sino que pone en nuestras manos su realización. Basta que estemos decididos y nos unamos y organicemos para lograrlo.

Pero la verdadera herencia política de la lucha de los colonos de Citlalmina se pudo apreciar en los jóvenes que estaban por todos los puntos cardinales y, con sus porras y aplausos, ponían de manifiesto que estaban ahí no por mandato de sus padres u obligados por sus maestros, sino conocedores de lo que conmemoraba y su participación era totalmente voluntaria.
Eso se explica porque, aunque ya tiene su familia un lote y una vivienda, aunque ellos tienen una escuela, su colonia tiene una clínica u hospital, el gobierno actual no destina recursos suficientes para construcción de infraestructura social, tampoco al mejoramiento de la educación que hoy está en uno de los niveles más bajos respecto a la región y tampoco hay medicinas ni equipos adecuados para la atención médica.
Muchos otros graves problemas enfrentan actualmente los jóvenes, mismos que el gobierno no resuelve, sino que agudiza, llevando a muchos de ellos a la falsa salida del suicidio.

La presencia de tantos muchachos con su actitud de fraternidad y participación consciente en la conmemoración es lo que hace altamente significativo el evento de aniversario de Citlalmina, pues ahí está ya, en germen, la fuerza social que hará posible la construcción de una sociedad mexicana más equitativa y justa para la mayoría.
El hijo de Gonzalo López Cid, mártir antorchista de esta lucha, lo dijo: “seguimos en pie de lucha” y los colonos de Citlalmina ahora son ejemplo para todos los mexicanos que no se conformen sólo con protestar, sino que estén dispuestos a realizar un cambio revolucionario en nuestro país.
Los jóvenes organizados en el Movimiento Antorchista son la herencia política de la represión que hace 35 años sufrieron 180 familias que formaron la colonia Citlalmina, municipio de Ixtapaluca.
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