Los problemas de vivienda de Gloria de los Santos comenzaron cuando ella vivía en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, de donde es originaria. Contar con un terreno para construir una casa para su familia no era algo fácil en una urbe de esas dimensiones y con nulas alternativas a la demanda de miles de familias que, poco a poco, fueron habitando las populosas zonas de Santa Fe, Cuajimalpa o Iztapalapa.
Si hace 35 años un puñado de hombres y mujeres ganamos a un gobierno poderoso como era el del Estado de México, ¿qué será si el día de mañana millones de mexicanos nos levantamos como un solo hombre y tomamos el poder político?
Los recién llegados, provenientes en su gran mayoría de la provincia del país y su aspiración por construir una casa, genuino deseo limitado por el famoso Programa de Reordenamiento Urbano y Protección Ecológica, defendido a ultranza por el gobierno de los años ochenta en la capital de la república, sólo en contra de los pobres, llevó a varios vecinos a conformar organizaciones de solicitantes de vivienda dentro de esa demarcación, y a otros, como ella, a buscar alternativa en el vecino Estado de México.
Gloria llegó a vivir a esta colonia, Citlalmina (municipio de Ixtapaluca), hace 35 años. Uno de sus hermanos, residente de la colonia El Tejolote, en el mismo municipio, le comunicó que había oportunidad de adquirir un terreno en un asentamiento cercano, en proceso de formación.
En este domingo especial de celebración de su triunfo colectivo sobre el predominio caciquil en la zona, adelantó un poco sus actividades cotidianas.

Para llegar a este evento conmemorativo celebrado el 16 de noviembre de 2025, se reunió desde temprano con sus vecinos de la calle Anáhuac y, bajo la dirección de su responsable, conformaron uno de los múltiples bloques que marcharon, con mantas y banderas en mano, hasta el predio sede de la ceremonia, totalmente adaptado, gracias al trabajo de los activistas, con templete, lona, sillas y sonido.
Llegó desde las ocho de la mañana y se instaló en una silla plegable colocada en una de las primeras hileras, desde la cual, con una bandera blanca en mano, presenció todo el evento sin perder detalle.
Desde esa inmejorable posición, observó la llegada de los integrantes del comité estatal del Movimiento Antorchista y varios invitados de honor y entonó, con ellos y con los más de 10 mil asistentes, el himno de esta, su organización, de la autoría del doctor Juan Manuel Celis Ponce.
Con el ascenso del sol y su calidez matutina, recibió el saludo inicial que la maestra Maricela Serrano Hernández, dirigente del Movimiento Antorchista en el municipio, dirigió a todos los fundadores de esta colonia, el reconocimiento de su ejemplo histórico y de su impulso para la formación de otras colectividades similares en el municipio.

Gloria escuchó emocionada el agradecimiento especial a la señora Rocío, viuda de Gonzalo López Cid, generoso ejemplo de la solidaridad con las luchas populares, quien vio cegada su vida por balas asesinas.
Sobre el extenso templete, la maestra Maricela Serrano no sólo exaltaba el profundo significado histórico del triunfo de 180 familias sobre la voracidad de los caciques locales protegidos por funcionarios municipales y por el gobierno estatal.
Asimismo, dejó en claro el proyecto político-económico que debe implementarse en el país para resolver la precaria situación de millones de trabajadores: “Si hace 35 años un puñado de hombres y mujeres ganamos a un gobierno poderoso como era el del Estado de México, ¿qué será si el día de mañana, millones de mexicanos nos levantamos como un solo hombre y tomamos el poder político? Eso depende de que ustedes hagan también la tarea”.
Sobre el silencio de Gloria y de los asistentes, que para estos momentos desbordaban el espacio del mitin, se escuchó claramente el clamor de la dirigente social a todos los oídos receptivos:
“Hay que luchar por la defensa del ser humano, por la satisfacción de sus necesidades, para que construya un mejor futuro y, dada su alta sensibilidad, podrá cuidar mejor todos los elementos de la naturaleza, a todo el planeta; el centro de la solución a todos los males está en resolver los problemas del ser humano que sufre los estragos del sistema capitalista, de la mala distribución de la riqueza, hay que llevar la conciencia social a millones de personas”.

Inducida por la voz de la maestra Maricela Serrano, la memoria de Gloria retrocedió 35 años atrás y, con su semblante siempre serio y expresiones concretas, recordó el día en que sufrieron la represión del gobierno.
“El gobierno no quería que ocupáramos estos terrenos, comenzaron a llegar por todos lados gente pagada por los del gobierno, eran policías vestidos de civil; los reconocimos por el corte de cabello, por sus zapatos, por su ropa; eran pagados y nosotros teníamos que pelear para defender nuestra vivienda, aunque teníamos un cuartito nada más.
Ya teníamos tres niños; los saqué y me los llevé a la zona arqueológica y, para protegerlos, me quedé con ellos. No había nadie, mi esposo se quedó en la colonia a luchar con los demás para que no nos sacaran. La verdad, no me di cuenta de cuánto duró el enfrentamiento, subí cuando los activistas nos empezaron a congregar para llevarnos a la escuela de El Tejolote, me acuerdo del maestro Jerónimo, de la maestra Maricela. Al siguiente día, llegaron los estudiantes de Chapingo y nos apoyaron con alimento”.
Esos recuerdos sobre la gente que luchó junto a ellos se avivaron cuando escuchó sus nombres, a quienes invitaron a subir al templete para recibir un reconocimiento por su inquebrantable disposición a la lucha a pesar del tiempo y de las adversidades: Aquiles Córdova Morán por su guía y su ejemplo, Jesús Tolentino Román, Abel Pérez Zamorano, Guadalupe Orona Urías, Jerónimo Gurrola Grave, Gonzalo López Cid, Ángeles Hernández Rodríguez, Jorge Mendoza, Juana Bautista, Ana Valle, Carmen Velázquez, Eva Urrutia, Cecilia Hernández, Alejandro Martínez, Leandro Peña, Cristina Santos, Ana María Sánchez Palomeque, María Cruz Márquez, Miguel Casique Pérez y Araceli Bautista.

“El proletario levanta el muro, practica el túnel, mueve el taller; cultiva el campo, calienta el horno, paga el tributo, carga el broquel; y en la batalla sangrienta y grande, blandiendo el hierro por patria o rey, ¡enseña al prócer con noble orgullo cómo se cumple con el deber!” recita soberbio el maestro Javier López Jurado, mientras Gloria recuerda el trabajo realizado junto a su compañero para levantar su primera casa provisional que defendieron frente a los agresores.
La crónica de un acontecimiento similar al vivido en esta colonia, pero en otra región, en la del salitral de la pampa chilena, resuena en las voces del coro de la Escuela de Bellas Artes de Ixtapaluca; el ensamble vocal y el arreglo hecho para esta ocasión especial otorgan a la Canción Final, pieza contenida en la Cantata de Santa María de Iquique, el poder de indignación por las injusticias cometidas contra el pueblo trabajador, de aquí y de otras partes del mundo.
La emoción que nace del público ante la impecable presentación dancística del conmovedor “Huapango” de José Pablo Moncayo es el preámbulo idóneo para la denuncia que hace el doctor Abel Pérez Zamorano, dirigente estatal antorchista, de las atrocidades de un proyecto político demagógico, que, más allá de incumplir las promesas realizadas a los pobres, ha empeorado la situación económica de los que menos tienen.
Su mensaje no tiene un simple carácter contestatario; está lleno de sustento y de alternativas. Su denuncia enlaza la situación nacional y la internacional que se condicionan dialécticamente y cuya resultante es el creciente empobrecimiento de las masas trabajadoras y el desmedido enriquecimiento de los dueños del dinero y sus consortes.
“No todos los que critican al gobierno lo hacen desde el lado del pueblo, no todos defienden al pueblo. No confíen en ellos, hay quienes quieren volver a recuperar el poder; pero, la salida no está en regresar a los regímenes anteriores, la alternativa es el Movimiento Antorchista Nacional en el gobierno. La nueva tarea para los antorchistas es prepararse y preparar a las grandes masas para gobernar la república y que toda la riqueza que los pobres crean, la disfruten los pobres mismos”, señaló claramente Abel Pérez.
“Que la riqueza que crean los pobres, ellos mismos la disfruten”, esto lo constata Gloria por su propia experiencia: “En este momento ya tenemos nuestra casita, nuestros documentos, no tenemos ningún problema; yo pienso que el proyecto de vivienda que tiene Antorcha es muy bueno; nos ayudaron mucho y creo que deben seguir con lo mismo porque hay mucha gente que lo necesita”.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario