Desde noviembre de 2024, el Movimiento Antorchista en Nayarit hizo llegar por escrito al gobierno del estado una lista con las demandas más sentidas de las comunidades y colonias marginadas de varios municipios donde está trabajando Antorcha. Las demandas, en realidad, son pocas y se pueden sintetizar en mejoramiento a la vivienda, terrenos para vivienda popular, pavimentaciones, regularización de colonias y problemas educativos.
El gobierno hace reverencia a los poderosos, se pone a su disposición e invierte de nuestros impuestos miles de millones de pesos en infraestructura para ellos, mientras que a los pobres se les niegan sus derechos.
A este escrito se nos remitió con David Salinas Montes, secretario particular del gobernador, quien en varias ocasiones nos ha atendido y se ha comprometido a ver nuestra problemática. Al atendernos, él nos dijo que pedía comprensión de nuestra parte para entender que no todo se podía resolver, dada la limitación de los recursos; planteamiento que los líderes antorchistas entendimos, siempre y cuando algo se resolviera de todo lo planteado.
Semanas después, el mismo funcionario nos dijo que fuéramos a Iprovinay para ver lo relacionado con los problemas de vivienda. Fuimos a dicha dependencia —por cierto, muy bien recibidos, excelente trato—, pero de la solución para que las familias adquieran un terreno, nada; la misma dependencia expresó ahí que no tenía ninguna autorización para conseguir terrenos.
Al ver que los meses están pasando y que hay cero avances, decidimos volver a buscar a David Salinas. En esta última ocasión, él se comprometió ante el Comité Estatal de Antorcha en Nayarit a citar a una reunión a los secretarios de las dependencias involucradas, como son la SEP, Finanzas, Seder, Iprovinay, etcétera, para atender las necesidades de nuestros agremiados. Y de ahí hasta el día de hoy ya van casi dos meses, y nada más no llega la reunión prometida con las dependencias estatales.
Resumiendo: se nos pidió comprensión por la limitación de los recursos; aceptamos, pero con la condición de que se vieran algunas necesidades apremiantes. Se nos dijo: vayan a Iprovinay; fuimos, pero ahí vimos que no tienen autorización para resolver.
Al ver nuestra insistencia porque se atiendan nuestros asuntos, se nos dijo: habrá una reunión con las dependencias involucradas, y después de varios meses seguimos esperando la reunión y no llega.
¿Qué queda claro? Que el gobierno del estado de Nayarit no quiere resolver las necesidades de los más pobres; que no hay voluntad política para atender carencias reales de los nayaritas; que aquello de que se gobierna para todos, que el Estado estaría al servicio de todos, no es más que una frase sonora y hueca que la misma realidad está desmintiendo.
En cambio, veamos cuál es la reacción del estado de Nayarit hacia las grandes cadenas hoteleras y de servicios, aquellas que andan viendo por todo el mundo dónde colocar sus capitales para obtener más utilidades, sin importarles si el trabajador vive bien o mal.
Los medios han destacado las recientes grandes inversiones en la costa nayarita, y de ahí me interesa mencionar la del meridiano.mx del día 24 de abril de 2025, que dice: “El presidente municipal (se refiere al presidente municipal de Bahía de Banderas) sin simular y el gobierno del estado sin simular… habremos de acompañarlos, si fuera necesario, hasta la ventanilla”, expresó el mandatario estatal.
La cita está extraída de una nota del medio digital ya señalado, donde se está inaugurando la construcción de un hotel de renombre en la costa, y como se puede entender, el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero habla ante los empresarios y dice que, sin simular —es decir, sin fingir, sin mentir—, de ser necesario, él y el presidente municipal de Bahía de Banderas tocarán ventanillas para que se agilicen los trámites que se requieren para invertir, y se entiende que ahí donde las empresas se encuentren con trabas, se resolverá lo más pronto posible. O sea, en pocas palabras, nuestros gobernantes se convierten en gestores de los empresarios, se ponen a su disposición.
Y siendo sinceros, no está mal que se vea interés de las autoridades para generar empleos. El problema es que se quedan hasta ahí. Una vez ya establecidos los negocios, las autoridades ya no se preocupan por las condiciones materiales en que viven los trabajadores que mueven a esos grandes negocios, como son los hoteles, y se vuelven oídos sordos a los reclamos populares.
Por otro lado, vemos aquí una diferencia en el trato que se le da a los dueños del dinero y cómo se trata a los ciudadanos de a pie, al pueblo pobre de Nayarit. Como lo dije atrás, a los antorchistas que piden apoyo al estado para hacerse de un terreno que ellos están dispuestos a pagar, se les da largas.
Son años gestionando terrenos y vivienda, y aunque no se les dice que no tienen derecho, en los hechos no resolver las necesidades es negarles su derecho a vivir mejor.
El punto está en encontrar un equilibrio, en impulsar el desarrollo, en que haya en Nayarit grandes inversiones, pero también en que se atiendan las necesidades sociales de los más marginados.
Por eso, desde este espacio hago un llamado al gobierno del estado para que intervenga y se escuchen y se resuelvan las carencias de humildes nayaritas.
Por nuestra parte, hacemos un llamado a los antorchistas, y sobre todo a los más olvidados por el gobierno estatal, a que cerremos filas, a que se unan a Antorcha para que juntos exijamos la solución de los problemas sociales. De lo contrario, sin unidad de los pobres, seguiremos viendo que el gobierno hace reverencia a los poderosos, que se pone a su disposición y que invierte de nuestros impuestos miles de millones de pesos en la infraestructura que requieren los grandes grupos hoteleros, mientras que a los pobres se les niegan sus derechos.
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