MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | ¡Qué ejemplo, compañero Aquiles!

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“Para que el arte pueda llegar al pueblo y el pueblo al arte, lo primero que tenemos que hacer es levantar nuestro nivel general de educación y de cultura”.

Lenin

“¿Quién quiere pelear? Un animal aprende a pelear, pero recitar bellos poemas, puede convencernos que hay belleza”, le decía Espartaco a su esposa Varinia mientras reflexionaba sobre la importancia del conocimiento y el arte, ya que el poeta Antonino insistía que se unió a la rebelión de esclavos para pelear no para recitar poemas, a lo que Espartaco le responde “hay un tiempo para recitar y un tiempo para pelear. Recita Antonino”. Hermosa escena cuyo desenlace no digo para que quienes no han visto la obra que nos regaló el cineasta Stanley Kubrick en 1960, basada en la novela histórica homónima de Howard Fast, corran a verla.

Antonino fue un esclavo y músico siciliano que sirvió en el ejército rebelde de Espartaco durante la Tercera Guerra Servil (73-71 a. C.), de joven fue esclavizado y aprendió a tocar música para los hijos de su amo. Al principio, Espartaco dudó de que Antonino pudiera luchar como los demás, y en su lugar hizo realizar trucos de magia y recitar, sin embargo, lucharía más tarde en la batalla de Petelia en el 71 a. C., durante la cual él y Espartaco fueron capturados.

El maestro Aquiles, como Lenin platicando con Clara Zetkin, nos recordó que, a pesar de los obstáculos, debemos seguir remando y llevar el arte antorchista a los rincones más alejados del país.

“Y aun cuando la clase de los pobres tiene, a veces, tan sólo confusa idea de aquel hombre nombrado el Espartaco, no lo ha olvidado jamás, ni lo olvidará jamás de los jamases.

Y en estos últimos siglos, ha alcanzado su clase, la de los pobres, tan importantes victorias”.

Una más es el magno teatro “Aquiles Córdova Morán”, que se inauguró el pasado 5 de abril en el marco de la XXI Espartaqueada Cultural 2025, organizada en Tecomatlán, Puebla, “La Atenas de la Mixteca”, por el Movimiento Antorchista Nacional. Mientras veía el nombre “de los pies ligeros” en el frontispicio del también llamado Partenón recordé, quizá como todos mis compañeros, todo lo que he escuchado, vivido, aprendido del maestro Aquiles.

Retomar estas justas culturales después de seis años bajo ataques de la clase en el poder, representados por Morena, es una muestra más de que Antorcha no sólo no desapareció, sino, como dijo Omar Carreón Abud en la premiación de la disciplina de declamación, categoría infantil B: “esto que acabamos de ver, esta presentación de quince, diecisiete niños, no se ve todos los días en este país y probablemente en muchos otros, este material refleja lo que es capaz de hacer el Movimiento Antorchista.”

Pero no sólo niños, sino que más de 20 mil artistas de toda la república, entre jóvenes y adultos de la tercera edad, volvieron a pisar tierra ateniense, se trasladaron a la época en que la humanidad dio un gran salto en todos los terrenos de la creación artística, engalanándonos con bailes, danzas, cantos, versos y lecciones que han venido cultivando en sus distintos estados, a pesar de los obstáculos que los gobiernos locales y federales le han puesto al arte y la cultura del pueblo.

Como era de esperarse, nuevamente en esta Espartaqueada Cultural recibimos lecciones de varias áreas del conocimiento por parte del Maestro Aquiles, porque como él mismo lo ha dicho “nadie está dando en serio la lucha por los pobres y yo trato de que Antorcha sea ese hueco, llene ese hueco tan grande que existe en el país y en eso sí que estoy comprometido hasta la médula y por eso me he hecho economista, filósofo y bueno hasta poeta, porque dicen que de poeta y loco todos tenemos un poco, porque así me lo pide la lucha social que yo he decidido dar hasta el último día de mi vida”.

El compromiso del fundador y dirigente de Antorcha, lo ha formado como “el político más culto y el culto más político” de México, un estudioso que maneja el método dialéctico-histórico que, junto con su incansable trabajo y una memoria sin par, le han permitido adquirir una capacidad de análisis sin parangón, reconocido hasta por quienes no comulgan con sus ideas.

“Grecia alcanzó una cumbre del pensamiento humano que no ha sido rebasado en los siglos posteriores. La explicación es que el hombre griego filosofaba, sabía que el arte, la cultura, la ciencia, la literatura es parte de la esencia misma del hombre”, ha sostenido en sus miles de enseñanzas en torno a esta majestuosa civilización, donde la mitología ocupa un lugar especial.

¿Por qué tienen nombres raros los niños del plenito? Pregunta más de uno siempre que escuchan “Teseo”, “Odiseo”… Muchos de esos “nombres raros” han sido extraídos, por ejemplo, de “Las metamorfosis” del poeta romano Ovidio, texto que da fe de las vivencias de los dioses griegos, héroes, amores y batallas, una de ellas se puede ver tallada en el majestuoso teatro, donde los guerreros lapitas vencen a los vicios representados en los centauros.

El combate entre vicios y virtudes era central entre los griegos, tan importante que los atenienses decidieron colocar los relieves de esta fábula en el friso del Partenón, una manera de decirle a sus niños y jóvenes: luchad contra sus centauros y venced. Verlos cantando, declamando y bailando nos muestra que así es.

Y no es para nada una sorpresa, pues el maestro Aquiles fue “víctima” de esa cultura, nombrado y educado por su padre Luis Córdova Reyes, “un maestro culto, de los apóstoles de la educación en México, lombardista y lector que, a las cuatro de la mañana con una lámpara de pilas, se iluminaba para terminar sus lecturas”, quien dio cuenta de la excelente memoria de su hijo asignándole la tarea de ser “el declamador oficial” en todos los eventos cívicos organizados por la escuela, cuyo director era precisamente Luis Córdova.

El pequeño Aquiles, como Antonino, declamaba y cultivaba la poesía en el pueblo, elevaba la calidad de los actos culturales en Tecomatlán, y llegada la edad, tal y como Espartaco, desde hace más de 50 años encabeza la rebelión de los esclavos modernos.

Cierto, como todos mis compañeros, sentí un verdadero orgullo, entusiasmo y regocijo ver ese magno recinto “que si el compañero Espartaco estuviera a nuestro lado, sería tan dulce su alegría como perfume de naranjo en fruto”.

Y a pesar de eso, el maestro Aquiles, como Lenin platicando con Clara Zetkin, nos recordó que: Hemos creado instituciones magníficas, y hemos adoptado medidas realmente buenas para que la juventud proletaria y campesina pueda aprender, estudiar, adquirir cultura.

Pero otra vez nos sale al paso la pregunta torturante: ¿Qué significa esto para millones? ¡Cuántos talentos estrangulados! ¡Cuántas ansias pisoteadas! Esto es un crimen horrible contra el derecho de las nuevas generaciones a ser felices. Es un peligro muy grave para el porvenir.

¡Qué compromiso y preocupación del maestro, quien, viendo hacia atrás, orgulloso de lo construido durante más de 50 años, nos invita a seguir remando y llevar el arte antorchista a los rincones más alejados del país!

Por eso, cuando leo o escucho que se le ataca, viendo su ejemplo, estoy seguro de que, como dijo Marx, cuando la humanidad pase de la prehistoria a la Historia, también el nombre del compañero Aquiles estará junto al del compañero Espartaco.

“Y porque habló y luchó por todos nosotros yo, marxista del siglo veinte, le glorifico y le amo. Y digo: aprended de aquel hombre, que amó tanto a su clase, hasta morir por ella…”, Otto dixit.

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