MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La lucha diaria del pueblo que sostiene al país

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Cada mañana, antes de que el sol se asome, millones de trabajadores ya están de pie: madres solteras que preparan lonches para sus hijos y luego salen a trabajar, albañiles que caminan largas distancias para llegar a una obra, mujeres que limpian oficinas que jamás podrán ocupar, jóvenes que cruzan la ciudad en transporte público para ganar un salario que apenas les alcanza. Ellos y ellas sostienen el país con sus manos, su sudor y su dignidad, pero sus historias casi nunca salen en los discursos oficiales

Mientras en los informes de gobierno se habla de estabilidad, crecimiento y cifras récord de inversión extranjera, en las colonias populares lo que crece es la angustia, la inseguridad y el abandono.

La mayoría de los trabajadores en México vive con un ingreso insuficiente para cubrir sus necesidades básicas. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2024 el 60,5 % de la población ocupada no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral. Es decir, trabajan, pero no pueden comer bien. ¿Qué más hay que decir para reconocer que algo anda muy mal?

Y sin embargo, el trabajador no se detiene. Sale, enfrenta el tráfico, el calor, los peligros de la calle, los bajos sueldos, los malos tratos y la incertidumbre. Porque tiene que pagar la renta, porque su hija necesita útiles, porque su madre está enferma, porque tiene sueños. Pero ¿quién voltea a verlo con respeto, con justicia, con compromiso verdadero?

Mientras en los informes de gobierno se habla de estabilidad, crecimiento y cifras récord de inversión extranjera, en las colonias populares lo que crece es la angustia, la inseguridad y el abandono. El trabajador regresa a casa tarde, a veces sin haber comido bien, y encuentra un cuarto pequeño, una calle sin alumbrado o sin pavimento, una fila larga en la clínica, un hijo que quiere estudiar pero no hay para el pasaje.

Lo más grave es que la precariedad laboral se ha vuelto costumbre. Según datos del Inegi, el 55 % de la población económicamente activa está en el sector informal. Eso significa millones sin seguridad social, sin prestaciones, sin derechos. Se normaliza la explotación mientras se condena al que protesta. ¿Es esto progreso?

No se trata sólo de exigir mejores sueldos, qué claro que hacen falta. Se trata de reconocer al trabajador como lo que es: el motor de este país, y no como una herramienta desechable. Se trata de garantizar vivienda digna, salud accesible, transporte eficiente, educación pública de calidad, espacios recreativos, cultura, deporte. Se trata de dignidad.

Desde el Movimiento Antorchista hemos dicho, y lo repetimos: el trabajador necesita organización, conciencia y un gobierno del pueblo y para el pueblo. Porque mientras el trabajador siga siendo invisible para el sistema, este país seguirá teniendo cimientos débiles, profundamente injustos.

No venimos a llorar miserias ni a extender la mano. Venimos a decir la verdad y a invitar al pueblo trabajador a levantar la cabeza, a organizarse, a exigir lo que le pertenece: una vida digna, fruto de su propio esfuerzo.

Porque no hay riqueza en México que no haya sido construida por el pueblo trabajador. Y si esa riqueza no les alcanza, entonces hay que cambiar el modelo. No hay de otra.

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