MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Mercadito campesino del Istmo, alternativa ante desempleo en la 4T

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  • Para muchas familias esta es la única forma de llevar alimento a casa, a pesar de los obstáculos impuestos por las autoridades

El comercio informal en México forma una parte significativa de la economía del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), alrededor del 59 % de la población mayor de quince años se encuentra dentro de este sector, lo que equivale a 59.3 millones de mexicanos que participan en diferentes actividades económicas informales.

Entre los estados con mayor informalidad laboral se encuentran Oaxaca (80.2 %), Guerrero (77.3 %), Chiapas (74.8 %) e Hidalgo (72.9 %), siendo Oaxaca el estado con mayor tasa en este sector. Sin embargo, la realidad refleja que la informalidad laboral es la única ruta de salida de muchas familias para llevar el sustento a sus hogares.

“Optamos por venir a vender aquí porque no hay de otra; no contamos con apoyos del gobierno. Estoy dentro del programa Sembrando Vida, pero lo que nos dan no alcanza; al contrario, tenemos que poner hasta de lo que no tenemos”.

Así, por ejemplo, en la región del Istmo de Tehuantepec, esta práctica es muy común entre la población, pues basta con acudir al “mercadito campesino” en Matías Romero para ver cómo, a diario, los pequeños comerciantes salen desde muy temprano de sus comunidades para llegar a vender sus productos, que van desde artesanías hasta guajolotes y verdura cosechada en sus patios o pequeñas parcelas.

Tal es el caso de doña Rosalba Juan, campesina originaria de la comunidad de Hierba Santa, San Juan Guichicovi, quien, para ocupar un espacio en el mercadito y ofrecer así sus productos, tiene que salir desde las cinco de la mañana de su comunidad.

Además, relata que tanto Matías Romero como San Juan Guichicovi son municipios gobernados por políticos emanados de la 4T; sin embargo, estos, lejos de proveer de empleos dignos y apoyos a los campesinos, en muchas ocasiones los reprimen o cobran tarifas en exceso que los lleva a obtener una ganancia que apenas les alcanza para el pan de cada día.

“Yo vengo todos los días a este mercadito a vender mis productos, lo que cosecho del campo, como son el frijol, ciruelas, nopales o la fruta de temporada que se coseche, porque la finalidad es llevar el pan de cada día a nuestros hogares.

Optamos por venir a vender aquí porque no hay de otra; no contamos con apoyos del gobierno. Estoy dentro del programa Sembrando Vida, pero lo que nos dan no alcanza; al contrario, tenemos que poner hasta de lo que no tenemos, porque nos exigen que si el abono, que si la planta, y si no lo cumplimos nos multan, pero no nos dan una solución o algo que nos ayude a vender los productos que ya se están cosechando”, refirió.

Ante esta situación, Floralia González, responsable de Antorcha Campesina en la región del Istmo, instó a los comerciantes a unirse para alzar la voz y así exigir mejores condiciones y apoyos, puesto que la situación a la que se enfrentan —como la falta de seguridad social, de salud y garantías laborales— vulnera los derechos de todo mexicano.

“Es urgente que el gobierno voltee a ver a este sector de la población, que implemente políticas en favor de ellos y que los integre de manera formal dentro del sector comercial para que así se les garantice seguridad laboral, servicios de salud, pues son ellos los que todos los días mueven la economía de nuestra región, nuestro estado y país

Y si no les hacen caso, los invito a organizarse para exigir un verdadero cambio a favor de los más desprotegidos.

Antorcha los llama a eso, porque desde su nacimiento hace ya 51 años ha luchado en favor de la gente más desprotegida de nuestro país”, sentenció.

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