Ante el nuevo lema de la presidenta municipal de Chimalhuacán: “¿Hemos transformado Chimalhuacán?”, las preguntas son: ¿Dónde vive la señora? ¿Sabrá de la falta de servicios públicos en el municipio? ¿Conocerá la inseguridad en la que vive la población? ¿Estará enterada de que miles de familias no tienen agua en sus domicilios?
Ante estas y muchas otras interrogantes, quienes vivimos en el municipio, vemos cómo se deteriora la vida en el municipio. Es evidente que Xóchitl Flores Jiménez no tiene idea de lo que pasa en Chimalhuacán y menos conoce la realidad que aqueja a la población.
Nueve de cada diez vecinos manifiestan vivir con miedo; aumentaron los asaltos, robos a casa habitación, asesinatos, violaciones y desapariciones de personas, etcétera.
Todos los que salimos de nuestros domicilios y viajamos a nuestros deberes cotidianos sabemos que los servicios en todo el municipio se encuentran en pésimas condiciones; no hay mantenimiento a las vialidades principales y, donde se hace alguna reparación, pasan meses realizando la obra: tramos pequeños que no resuelven los problemas que padece la población. ¿Será que sólo quieren justificar recursos?
El servicio de agua potable, indispensable para la vida diaria de una persona, se ha vuelto un peregrinar para miles de familias. Volvemos a los tiempos de “La Loba”, mendigar un poco de agua a pesar de que Chimalhuacán cuenta con 44 pozos y 32 tanques de almacenamiento.
Hay que hacer fila en el Organismo Descentralizado de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento (Odapas) para que se asigne la fecha de surtimiento de agua a través de una pipa y esperar a que dejen unos cuantos litros. ¡Eso no es cumplir a la población!
Hasta 2021, el 95 % de la población tenía agua en sus casas, pero ahora se ha convertido en el negocio de la administración cerrar pozos pretextando fallas y vender agua a través de pipas. A eso se llama huachicol de agua.
Otro grave problema es la seguridad; la presidenta municipal se jacta de mejorar la seguridad en el municipio, pero quienes vivimos en Chimalhuacán sabemos que ya no es seguro salir de noche, toda la población está expuesta a la delincuencia.

Nueve de cada diez vecinos manifiestan vivir con miedo; aumentaron los asaltos, robos a casa habitación, asesinatos, violaciones y desapariciones de personas, etcétera.
El municipio se encuentra en el segundo lugar de inseguridad en el Estado de México y el quinto a nivel nacional.
El número de policías municipales ha disminuido. De acuerdo con el Informe Anual sobre Pobreza y Rezago Social 2025, el municipio cuenta sólo con 550 policías, es decir, un agente por cada 2 mil 628 personas. La ONU recomienda al menos 2.8 policías por cada mil habitantes. Los programas para garantizar la seguridad de la población son un fracaso.
El bienestar de las familias se ve afectado por la ineficiencia de los servicios públicos. El servicio de limpieza en el municipio no funciona; las calles se ven colmadas de basura, predios baldíos, camellones y puentes peatonales lucen con basura y maleza. Hay descuido total de la infraestructura urbana.
No hay iluminación; no existe el mantenimiento de las áreas comunes, parques, camellones, avenidas y calles: total abandono.
Otro rubro que presume Xóchitl Flores es el deporte y la recreación. Actividades que han dejado de ser un servicio para la población de Chimalhuacán; las albercas se privatizan para unos cuantos, para los amigos y familiares de la presidenta municipal.

El parque El Chimalhuache y áreas deportivas que fueron un orgullo de los chimalhuacanos ahora se ven descuidados y de uso restringido; se cobran los servicios, cuando estos espacios fueron creados para disfrute de las familias humildes. Áreas que fueron creadas para el uso masivo, ahora se privatizan.
Xóchitl Flores, en el primer informe de su segundo mandato, se regodea de haber realizado una lista importante de ferias, pero estas han dejado de ser actividades masivas; ahora se cobra la entrada a los visitantes y expositores.
Los eventos populares han desaparecido; la cultura la cobran. La población conocía a los artistas en los bailes gratuitos, en las actividades de la Feria de la Piedra; ahora sólo los que pueden pagar. La cultura desapareció.
Las plazas populares hacían gala de eventos con el mariachi, banda sinfónica, grupos de danza folclórica, teatro, música, etcétera. Ahora eso es historia.
También desaparecieron los atractivos que le dieron identidad al municipio. El Guerrero Chimalli, desde que gobierna Morena (cuatro años), dejó de funcionar. Ya no hay acceso al mirador y museo que existía en el brazo del guerrero. El paseo Chimalli se encuentra destrozado.

El riachuelo, la fuente y la vegetación cada día van desapareciendo; lo que llegó a ser un orgullo de los chimalhuacanos ahora es una pena verlo por la falta de cuidado y mantenimiento. Estos espacios, por ser obras de los gobiernos antorchistas, están abandonados. Los morenistas desprecian, dejan ver su atraso y falta de cultura.
Esa es la realidad que vive la población de Chimalhuacán; estos son sólo algunos ejemplos de lo que ocurre en el municipio. No es casual que Xóchitl Flores esté calificada como la peor presidenta municipal que ha tenido el municipio de Chimalhuacán; a nivel estatal también tiene los peores resultados.
Morena en Chimalhuacán llegó para destruir el progreso que había logrado la población organizada. Xóchitl Flores Jiménez ha mostrado ser el títere de los vividores que se cobijan bajo el manto de Morena; hasta los que votaron por ese partido se arrepienten de haber apoyado a la señora y su grupo de compinches.
Ahora corregir depende de todos los habitantes. No hay más receta que la unión y organización de la población; los ciudadanos de Chimalhuacán lo hicieron en el año 2000, se sacudieron del cacicazgo de “La Loba”.
Hay que sacudirse de encima los mismos caciques vestidos de guinda para corregir la desgracia en que ha caído el municipio. La solución está a la vista y hay que actuar en su momento.
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