MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | Este no es un caso aislado de diabetes

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  • Un hombre que parecía tener la vida bajo control terminó enfrentando un giro irreversible por falta de atención médica oportuna a su enfermedad

Conocí a Manuel un día muy soleado: había que hacer reparaciones al aire acondicionado, pues ya no funcionaba. Manuel era un joven de 45 años, cuando mucho, pero hasta ese momento seguía solo; la vida le había demostrado que ni la familia convencional, ni los hijos, mucho menos una esposa, eran para él. Quizá también era una manera de esquivar responsabilidades y darles rienda suelta a sus pasatiempos.

Ese día hablamos sobre la mala suerte que le había tocado: una familia disfuncional. Problemas familiares de los más comunes, como en todos lados, habían provocado una discusión entre los hermanos que causó que dejaran de hablarse, y ya llevaban así algunos años. 

Según la Federación Internacional de Diabetes (IDF), en 2024 aproximadamente 13 millones 587 mil 400 adultos (de 20 a 79 años) padecen la enfermedad en México. 

También platicamos acerca de su trabajo: de oficio electricista, lo aprendió en la preparatoria y lo fue desempeñando a lo largo de la vida. En ese momento dedicaba su tiempo a arreglar lavadoras, aires acondicionados e instalaciones eléctricas, entre otras cosas que, en suma, le daban buenas ganancias.

El negocio no era malo; el problema, como en todos lados, eran los servicios de salud que no recibía, pues su trabajo independiente no ofrece ese beneficio. Si se enfermaba, había que pagar médico particular, pero hasta ese momento se mostraba orgulloso, pues la salud no era un problema.

De todas formas, intenté convencerlo de afiliarse en ese momento al Seguro Popular, pues siempre es bueno revisar la salud de vez en cuando; sin embargo, la deficiente atención y, sobre todo, la falta de medicamentos son resultado de que miles de familias opten por servicios privados más rápidos y baratos, ignorando enfermedades graves que avanzan con el transcurso de los días.

Tiempo después la suerte de Manuel cambió: un buen día nos llamó anunciando las buenas nuevas. La suerte le había sonreído y había encontrado una buena mujer, con la que comenzó a vivir en unión libre y con la que hasta el momento continúa.

Los planes de seguir construyendo su casa siguieron en pie y ahora a marchas forzadas, pues era necesario para la comodidad de ambos. Sin embargo, un enemigo silencioso se anunciaba en la vida de ambos y tendría que pausar de tajo todos sus proyectos.

Según la Federación Internacional de Diabetes (IDF), en 2024 aproximadamente 13 millones 587 mil 400 adultos (de 20 a 79 años) padecen la enfermedad en México. El problema comenzó cuando Manuel, lejos de aceptar y realizar su control mensual, lo dejó pasar. Este es el caso de millones de mexicanos que, influenciados por las redes sociales, pasan horas y horas consultando videos que contienen información no fidedigna y que, antes de informar, solo desinforman.

Utilizar remedios caseros, licuados de vegetales y frutas, sin llevar una dieta estricta y un control real de la glucosa; negarse a creer que ya se padece la enfermedad, esa que de forma silenciosa entra a los hogares de miles de familias y que llega para quedarse, hace a muchos víctimas del propio sistema que, en lugar de cuidarlos, se llena de mercadotecnia con una alimentación chatarra, deficiente y nada nutritiva. Desinformados sobre lo que pueden y no consumir, y sin un acompañamiento profesional.

Una tarde sonó el teléfono: efectivamente, era el señor Manuel, quien preguntaba por algún conocido al que pudiera recurrir para realizarse un cultivo de bacterias; en resumen, es una técnica que permite aislar y reproducir bacterias para poder analizarlas.

Hasta ese momento no sabíamos qué le ocurría. Nuestra última actualización sobre su estado de salud fue que estaba algo mal, que fue lo que dijo por teléfono, pero no más.

Una semana después, un video terrorífico —algo así como de películas de zombis, donde la carne muerta supura sangre y pus— nos dejó impactados. Todas estas acciones para nada calculadas de don Manuel lo llevarían a la amputación de la pierna izquierda.

Pero, y pregunto yo, ¿qué puede llevar hasta este punto a una persona para llegar al grado de amputar alguna extremidad? Este no es un caso aislado. Cientos de familias atraviesan problemas como estos, movidas por una ola de desinformación que hace negar al individuo su condición de salud, aunada a la abundante propaganda de los alimentos que no son nada saludables para el cuerpo humano.

Y aunque ya se ha implementado una “nutrición saludable” en las escuelas, es necesario que el gobierno federal ponga en marcha un programa que realmente procure y cuide la salud de los mexicanos. Porque, hoy por hoy, existen problemas en las familias para la adquisición de la canasta básica de alimentos, lo que provoca que se consuman otros más baratos y nada nutritivos.

Esta historia es real y, lamentablemente, no es aislada: don Manuel continúa con buen ánimo, pero, sin duda, su vida ya no será igual.

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