MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | Fontezuelas: pobreza, marginación y migración

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  • Crónica de una comunidad otomí abandonada entre la migración forzada y la violencia institucional

En las montañas áridas de la Sierra Alta de Hidalgo, donde el tiempo parece haberse detenido y el olvido gubernamental se ha convertido en una sombra permanente, la comunidad otomí de Fontezuelas (municipio de Metztitlán) encarna las cicatrices más profundas del abandono. Esta crónica no es sólo un relato sobre migración y pobreza; es un testimonio vivo de la resistencia humana frente a la adversidad sistemática, un espejo que refleja el fracaso de las políticas públicas y la descomposición del tejido social en las comunidades indígenas de México.

Necesitamos un gobierno con intereses distintos al actual; un gobierno que redistribuya justamente los recursos y oportunidades; que garantice el cumplimiento de los derechos humanos básicos como el agua, la alimentación, la salud y la educación.

Fontezuelas representa un microcosmos de las miles de comunidades rurales que han sido condenadas a la invisibilidad estadística y al abandono institucional. Aquí, cada número cuenta una historia de dolor: el 98 % de sus habitantes vive en pobreza multidimensional según el Inegi (2020), pero detrás de ese porcentaje hay rostros, nombres y sueños truncados. Las cifras oficiales nos hablan de carencias en acceso a alimentación, salud y educación, pero callan el drama humano que se vive diariamente entre el polvo y la esperanza.

Antecedentes: abandono histórico

La historia de Fontezuelas es la historia de un despojo continuo. Un censo de 1997 ya revelaba la crudeza estructural: de aproximadamente mil habitantes, sólo 95 pertenecían a la población económicamente activa, y únicamente doce tenían empleo formal. El resto —646 personas— eran estudiantes, jubilados o personas dedicadas al cuidado del hogar, principalmente mujeres (Diagnóstico Socioeconómico Municipal, 1997).

Estas cifras, lejos de mejorar, se han agravado con el tiempo, pintando un panorama de exclusión sistemática.

El rezago social es histórico y profundamente arraigado, mostrando múltiples dimensiones de la marginación:

  • La crisis hídrica: un derecho humano negado

    Las familias de Fontezuelas se abastecen de un pozo comunitario contaminado con arsénico (0.045 mg/L, superior al límite de la OMS de 0.01 mg/L según la Comisión Estatal del Agua de Hidalgo, 2024). Pero el drama del agua va más allá de la contaminación. Las comunidades de Metztitlán, incluyendo Fontezuelas, dependen de un pozo en el ejido El Encino (municipio de Santiago de Anaya), que les somete a tarifas abusivas y amenazas de corte del suministro. Este conflicto lleva más de veinticinco años y aunque se ha planteado al gobierno de Hidalgo, no hay acciones encaminadas a su solución definitiva.
     

Edgar Pérez, líder social en Fontezuelas, denuncia: “Es evidente el abandono gubernamental, independientemente del partido, que viene padeciendo la población, situación que ha abonado el terreno para que se cometan actos arbitrarios y violaciones del derecho humano al acceso del agua”. Las mujeres deben caminar hasta 3 kilómetros diarios para acarrear agua en recipientes, ayudadas por burros que también sufren la sed. El tiempo dedicado a esta labor básica resta horas al trabajo productivo y a la atención familiar, perpetuando el ciclo de pobreza.

  • Aislamiento geográfico y marginación estructural

    Para llegar a la cabecera municipal, los habitantes recorren tres horas por caminos de terracería que se vuelven intransitables en temporada de lluvias (Inegi, 2020). Este aislamiento no es solo físico: es también simbólico de la desconexión con los servicios básicos y oportunidades de desarrollo. La unidad médica más cercana está a dos horas de camino, y no cuenta con medicamentos suficientes para enfermedades crónicas (Secretaría de Salud, 2025).
     

  • Vivienda y condiciones de vida precarias

    Carecen de drenaje y servicios básicos. Durante el invierno, las temperaturas bajan considerablemente y las viviendas no ofrecen protección adecuada contra el frío, por lo que las enfermedades respiratorias se agravan por la falta de atención médica oportuna.

La migración como única salida

Ante la falta de alternativas locales, aproximadamente el 70 % de los hombres en edad productiva migraron a Estados Unidos o Canadá entre 2000 y 2025 (Consejo Estatal de Población de Hidalgo, 2025). Esta decisión, lejos de ser una opción libre, representa la única salida percibida ante la ausencia total de oportunidades locales.

El testimonio de Aniceto Pérez Monroy refleja esta realidad desgarradora: “Viajé a Estados Unidos hace tres años por necesidad. Aquí no hay buenos trabajos ni salarios. Ahora con Trump, la gente vive con miedo: sales a la calle y temes que te detengan. Quiero regresar, pero en México no se paga igual. Cada uno se hace cargo de su esposa e hijos y por eso trata de emigrar para salir adelante, pero con la situación actual ya no se puede”.

El viacrucis del cruce fronterizo en el relato de Edgar Pérez describe la travesía con crudeza visceral: “Caminamos dos noches en el desierto. Vi a jóvenes usar drogas para aguantar, a otros con ampollas en los pies que los dejaron atrás. El guía casi es mordido por una cascabel… arriesgas la vida por necesidad. Una vez en Estados Unidos, todo es desconocido. El idioma es una barrera infranqueable al principio. Te toca hacer lo que sea con tal de ganar un dólar”.

Estos testimonios coinciden con los datos de organizaciones de derechos humanos que documentan que aproximadamente 500 migrantes mexicanos mueren cada año intentando cruzar la frontera, aunque las cifras reales podrían ser mayores debido a los casos no documentados.

El mito del sueño americano

Las remesas permitieron mejorar algunas viviendas —cambiar láminas por muros de block—, pero no resolvieron el abandono estructural. Como señala Edgar Pérez: “El famoso sueño americano no es todo eso. Conozco gente que está ahí veinte años y a duras penas logra construir un patrimonio”. 

Esta observación coincide con estudios del Colef que indican que el 60 % de los migrantes mexicanos en Estados Unidos gana entre 15 mil y 35 mil dólares anuales, salarios que si bien superan lo ganado en México, no corresponden con la idea de prosperidad que popularmente se asocia con la migración.

La amenaza de Trump: temor y pérdida de ingresos

La política antiinmigrante de Donald Trump ha transformado radicalmente la experiencia migrante, convirtiendo la búsqueda de oportunidades en una pesadilla de terror constante: redadas y deportaciones masivas.

En el primer semestre de 2025, mil 902 hidalguenses fueron repatriados (Instituto Hidalguense del Migrante, 2025). Estas cifras representan no sólo números fríos, sino familias destrozadas, proyectos truncados y traumas profundos. Las deportaciones se han caracterizado por su violencia y arbitrariedad, con numerosos reportes de violaciones a derechos humanos durante los procedimientos.

El clima de terror en las comunidades migrantes es descrito por Crescencio Pérez Vargas: “Los migrantes del sur de California viven atemorizados. Algunos no salen de sus casas por miedo a las redadas. Sales y no sabes si regresarás. Los que tienen hijos sufren más, tienen miedo de ser separados de sus familias”.

Este testimonio coincide con los reportes de organizaciones como United We Dream, que documentan un aumento del 300 % en las detenciones de migrantes indocumentados durante los primeros meses del nuevo mandato de Trump.

Esto ha acarreado la caída de remesas. Hidalgo registró una reducción del 45 % en remesas en 2025 (Banco de México, 2025). Esta disminución tiene impactos devastadores en comunidades como Fontezuelas, donde aproximadamente el 90 % de las familias depende de estos recursos para su supervivencia básica.

La caída en las remesas ha forzado a muchas familias a reducir su consumo de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales, derivando en una crisis humanitaria en la comunidad.

Fontezuelas hoy: sed y resistencia en un pueblo fantasma

En la ausencia de los hombres migrantes, las mujeres de Fontezuelas han asumido roles múltiples y contradictorios: son jefas de familia, productoras agrícolas, recolectoras de agua y cuidadoras principales. Rosa, señora de 48 años, comparte: 

“Los hombres se fueron, nosotras nos quedamos luchando. Caminamos horas por agua, pero no nos rendimos. El gobierno nos promete ayuda, pero solo llegan en campañas electorales”.

En el aspecto educativo se refleja un declive no sólo por la disminución demográfica, sino también la deserción escolar temprana causada por la necesidad de trabajar o apoyar en las labores domésticas. El 40 % de los menores de doce años sufre desnutrición crónica (Secretaría de Salud de Hidalgo, 2025), condición que afecta su desarrollo cognitivo y limita su potencial futuro.

Los adolescentes enfrentan una disyuntiva imposible: permanecer en la comunidad condenados a la pobreza estructural, o emprender el peligroso camino migratorio que tantos de sus familiares han seguido. La falta de oportunidades educativas más allá de la primaria agrava esta situación, ya que para acceder a educación secundaria deben trasladarse diariamente a la cabecera municipal, un viaje de 3 horas ida y vuelta que muchos no pueden costear.

Los adultos mayores de Fontezuelas enfrentan una doble vulnerabilidad: por un lado, el abandono del sistema de salud que no provee atención geriátrica especializada; por otro, la partida de sus hijos y nietos que antes los apoyaban. Muchos deben continuar trabajando en el campo hasta edades avanzadas, aun con enfermedades crónicas y limitaciones físicas.

Abandono gubernamental y ausencia de futuro

El abandono gubernamental de Fontezuelas es multidimensional y histórico, manifestándose en todas las esferas de la vida comunitaria:

  • Infraestructura: proyectos fallidos y promesas incumplidas. El programa “Agua para Todos” omitió a Fontezuelas en 2023 por “dificultades orográficas” (Comisión Estatal del Agua, 2023). Esta justificación revela la discriminación territorial que sufren las comunidades indígenas alejadas, cuyos derechos son condicionados a su accesibilidad geográfica.
     

  • Economía: ausencia de empleo y oportunidades. No hay fábricas, talleres o proyectos productivos sostenibles en Fontezuelas. Los jóvenes que no migran se dedican principalmente al campo por 150 pesos diarios (ENOE, Inegi 2025), jornal que no ha aumentado sustancialmente en la última década. Los programas gubernamentales de apoyo al campo llegan de forma irregular y son insuficientes para transformar las condiciones estructurales de producción.
     

  • Salud: carencias en atención básica. La unidad médica local carece de medicamentos suficientes para enfermedades crónicas (Secretaría de Salud, 2025). Las mujeres embarazadas deben trasladarse con semanas de anticipación a la cabecera municipal para dar a luz, incurriendo en gastos que muchas no pueden cubrir. Las enfermedades prevenibles como la diabetes y la hipertensión se detectan tardíamente debido a la falta de campañas de prevención y diagnóstico temprano.
     

Fontezuelas es el espejo de aproximadamente 3 mil 124 comunidades rurales en Hidalgo que enfrentan abandono extremo (Inegi, 2025). Su drama no es una anomalía sino la consecuencia previsible de políticas económicas excluyentes y un modelo de desarrollo que abandona a las familias trabajadoras a su suerte. La migración masiva desde comunidades como Fontezuelas no fue una elección libre sino el resultado de la ausencia total de alternativas locales.

Como dice Aniceto Pérez: “En México no alcanza para vivir, y en Estados Unidos, Trump nos caza”. Esta frase sintetiza la trampa diabólica en que se encuentran atrapadas miles de familias: condenadas a la pobreza si se quedan, al riesgo y la persecución si migran.

Las soluciones requieren más que programas asistenciales o promesas electorales. Exigen un gobierno con intereses distintos al actual, un gobierno que redistribuya justamente los recursos y oportunidades, que garantice el cumplimiento de los derechos humanos básicos como el agua, la alimentación, la salud y la educación.

El caso de Fontezuelas demuestra con crudeza que el modelo económico actual ha fracasado en proporcionar una vida digna a todos los mexicanos. Morena y el Estado mexicano no garantizan una vida digna para todos sus habitantes, sin importar qué tan remota sea la comunidad en que nacieron. 

La deuda histórica con estas comunidades es enorme, y urge saldarla antes de que desaparezcan completamente, convertidas en pueblos fantasmas.

 


Fuentes consultadas:

  • Testimonios recopilados por Karla Fabiola Larios.
     

  1. Inegi: Censos 1997-2025
     

  2. Coneval: Medición de la Pobreza 2020-2025
     

  3. Banco de México: Reporte de Remesas 2025
     

  4. Instituto Hidalguense del Migrante (2025)
     

  5. Secretaría de Salud de Hidalgo (2025)
     

  6. Comisión Estatal del Agua de Hidalgo (2024)
     

  7. Consejo Estatal de Población de Hidalgo (2025)
     

  8. Movimiento Antorchista Nacional (2025). Reporte sobre falta de agua en Metztitlán
     

  9. Colegio de la Frontera Norte (Colef): Estadísticas migratorias 2025
     

  10. Organización Internacional para las Migraciones (OIM): Reporte sobre tráfico de migrantes 2025
     

  11. Universidad Autónoma de Hidalgo: Diagnóstico socioeconómico de Metztitlán (2024)

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