Hace más de 4 meses, el huracán Erick azóto en las costas de Oaxaca, dejando a más de 300 familias damnificadas, no obstante, el discurso de la 4T fue que, “por el bien de todos, primero los pobres” haciendo alarde de que sería a éstos a quienes los apoyos les llegaría primero.
Pese a los anuncios del gobierno de México y Oaxaca de brindar apoyo a los jefes de familia que tienen carencia de vivienda, estos no han llegado a la región Sierra de Flores Magón, donde la gente sigue esperando a que los funcionarios se apersonen para censarlos o darles información, luego de que las autoridades locales informaran que los apoyos llegarían “directamente, sin intermediarios” por “órdenes” del gobernador Salomón Jara Cruz.
La violencia y el terror como método de dominio hacia los pueblos pobres se observa, por ejemplo, en el bloqueo económico de nuestros vecinos de Norteamérica en contra de Cuba, y en sus amenazas y sometimientos en contra de Panamá, de Brasil, de Colombia y de Venezuela, países que no están de acuerdo del todo con este modelo económico, que tiene como epicentro a los Estados Unidos.
Desde hace dos semanas, el Servicio Meteorológico Nacional ha alertado de los ciclones y tormentas tropicales; no obstante, en diversas páginas oficiales de los gobiernos estatales y de Protección Civil federal, poco se abordó sobre Oaxaca, seguramente porque los estragos de las lluvias no fueron catastróficos como en otras entidades del país.
La situación para las mujeres en nada ha cambiado: el hecho de que una mujer haya llegado al puesto de máxima autoridad del país no es más que humo a los ojos de las mexicanas. Veamos, de acuerdo con el reporte de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), donde el mercado laboral perdió 1.3 millones de empleos en el mes de agosto, las mujeres fueron las más afectadas, pues seis de cada diez ocupaciones perdidas fueron de mujeres, al descender a 24.3 millones de mujeres ocupadas; es decir, en lugar de aumentar, se habla de un dato más bajo desde febrero de este año.